martes, 1 de enero de 2008

MENSAJES DE LA VIRGEN /VENEZUELA







MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA, RECIBIDO EL DÍA 27 DE OCTUBRE DE 2007. 11:35 P.M.

“Hijita, escribe, porque tengo que decirte algo muy serio. Tu Señor está muy molesto contigo y con tu país, porque hay odio, desidia, discordia, ataques al clero, la autoridad en nombre de Dios en el país. Todos se odian, se desacreditan, generan chismes, engaños contra los del otro bando. Se atacan los unos a los otros, hijita, y el corazón de tu Padre sufre. ¿Si tienes unos hijos que se odian, como puede soportar esto tu pobre corazón? Pero si no lo impides, tus hijos seguirán cada vez peor y pueden terminar haciéndose daño. Lo mejor para todos es un castigo a tiempo. Escribe, hijita, sin prestar atención a tu entorno; solo somos tú y yo en tu corazón (…) …¡Ay, hijita! ¡Duros tiempos se acercan, ya están muy cerca, mi niña! Y muchos perecerán por causa de las ansias de poder del demonio rojo, pero al final prevalecerá mi Inmaculado Corazón, hija. Es importante que digas que todo aquel que coloque mi Inmaculado Corazón detrás de su puerta no perecerá a manos de la milicia popular. ¡Ay, hijita, cuánta injusticia veo en tu país! ¡Es importante que Venezuela sea consagrada a mi Inmaculado Corazón, hija! ¡Como Rusia! El Inmaculado Corazón es arma contra el comunismo, un invento del demonio hecho para perpetuar al hombre en el poder mientras oprime a sus hermanos. Pero, ¡ay, hija!, cómo sufro al ver a mis hijos en el infierno por haberse dejado tentar por el poder… ¡Cuánto sufre mi Corazón de Madre por ellos! Y no crean que a ninguno he visitado advirtiéndole de su camino. Hija, ¡en este mundo hasta el más pecador ha recibido múltiples señales de Dios de que nunca es tarde para volver, porque la Misericordia del Padre es infinita, porque nos ama a todos y desea vernos volver, pues somos sus hijos! ¡Ay, hijita! Y aún así mis hijos prefieren hacer oídos sordos que cambiar… Y yo sufro, hija, me tapo la cara con las manos para llorar, y mis lágrimas se deslizan entre los dedos y van a caer a la copa de la Sangre de Mi Jesús, por el sacrificio tan grande que hacemos por ustedes. Mis lágrimas son un sacrificio tan precioso, hija, como la Sangre de Mi Hijo Amado, porque son derramadas en expiación de sus pecados ante el Padre, que al verme, los perdona. ¡Hija, yo sufro tanto! ¡No me hagan llorar más, por favor! ¡Pide unión para tu país, para las familias, para los hermanos! ¡La división, el desamor entre mis hijos me está destrozando! ¡Cuánto daño se hacen, no sólo a sus cuerpos, sino a sus almas! La frivolidad es desengaño. Lo mejor es la humildad, la sencillez, porque cuanto más humilde es un alma, más resplandece ante los ojos del Padre (…) …Reza por los que están tras las rejas injustamente humillados. Por el padre de Yon ,quién sufre doblemente una humillación injusta y la preocupación por su hijo. Reza por él, yo estoy esperando. El es bueno, solo hay que llevarlo por el buen camino. Te amo, hijita santa, te amo. Gracias por venir esta noche. Te amo, hijita. Tu Madre Santa. Jesús te bendice en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Te amo, hijita, un beso santo y mi bendición. Te amo.”.






MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA, RECIBIDO EL DÍA 25 DE SEPTIEMBRE DE 2007. 11:40 P.M.

“Gracias a ti, hijita, mi mensajera, fuente de las gracias de Dios. Debes rezar, hija, rezar muchísimo por las benditas ánimas del purgatorio, ¡por quienes sufro tanto! Pero al menos tengo el consuelo de que estas almas, al purificarse, serán perdonadas y conocerán al Padre. Todos sus pecados serán olvidados. Yo rezo, hija, rezo mucho, pero mis oraciones no bastan para liberarlos a todos. ‘Jesús, María, os amo, salvad almas’. Cuando Jesús le confesó esto a Su Consolata, le explicó el poder inmenso de esta oración, pero no ha sido difundida con suficiente fervor, por lo que mis hijos terrenos no la comprenden. Yo te la explico a ti con la esperanza de que tú, con tu don de gentes, sepas difundir esta oración por la salvación de tus hermanos los pecadores leves del purgatorio. Mira, hijita, pon atención: mis hijos llegan al purgatorio por la tibieza de sus almas, por haber sido siempre demasiado flojos para seguir a Jesús, sin que eso implicara verdaderamente abandonar sus bienes materiales, sino simplemente rezar, averiguar de Él o simplemente atender a su Santo Llamado. Porque sepa, hija, que Cristo a todos los llama, personalmente, a hacer un cambio en sus vidas cuando los ve desviados, pues mi hijo no desea que ninguno de su rebaño se pierda, que sus flores no se marchiten, y es por esto que Él se presenta de manera solapada, pero reiterativa, en sus vidas. El purgatorio está lleno de aquellos ciegos y sordos, o mudos, en cuanto a la palabra y las obras de Mi Hijo, El Redentor, pero que sin embargo, no cometieron ningún pecado mortal que tiñera sus almas. Son éstos los que tienen derecho y deber de purificarse. Pero, ¡Ay, hija! ¡Cuánto sufren mis hijos entre as llamas! Atormentados por la presencia del Señor muy lejos de su alcance, y tan cerca de la vez, como reflejo de que Él siempre quiso acercarse y ellos se alejaron. Aquí es Él quién se aleja, pero solo hasta que ellos se purifiquen, hija. Sin embargo, ¡qué dolor tan profundo el de mis almas el de no poder alcanzar al Señor! ¡Y cada minuto son 3000 minutos, hija! Una infinidad de tempo, por la cual, ¡al haber pasado sólo tres minutos parece haber pasado 9000 entre llamas y lamentos! Lamentos de mis hijos los tibios, los que no sabían, o si sabían, pero no se esforzaron por alcanzar la santidad en vida. ¡Ay, hija, qué terrible dolor siento! ¿No te dolería ver a tus hijos castigados, gimiendo y llorando una ayuda que no puedes darles? ¡Ay, hijita! Por eso necesito que difundas la devoción a la oración ‘Jesús, María, os amo, salvad almas’, porque de esta manera, mi Hijo Divino y Yo salvamos almas terrenales a un paso de condenarse al fuego eterno o al temporal. Y por acción de tu piedad y nuestro Amor Santo, liberamos 1000 hijos del purgatorio para que reposen en la presencia del Padre. ¡También reparas 5000 blasfemias emitidas contra Nosotros por los imprudentes, hija! Recuerda, a toda hora: ‘Jesús, María, os amo, salvad almas’. Difúndela, hija. Te bendice Jesús en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Un beso santo y mi bendición. Te amo, hijita. Mil gracias. Te amo.”





.MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA, RECIBIDO EL DÍA 4 DE NOVIEMBRE DE 2007. 11:07 P.M.

“Aquí estoy, hijita, la Bienaventurada, la Poderosa, la Siempre Virgen María, Corredentora del mundo junto con mi Hijo Amado y Mediadora de las gracias entre Dios y los hombres (…) …Duros tiempos se acercan para tu país, hija, cada vez están más cerca y el desastre es mayor. ¿Cuántos desagravios recibe mi Hijo en la persona de mis hijitos consagrados? ¡Cuántos insultos, hija! Esto no puede continuar. Lo que mal comienza, mal acaba, mi niña linda. Corazón inmaculado detrás de sus puertas. Ponlo ya, hija, para salvarse del ataque de la milicia popular, una cuerda de bandoleros con permiso. ¡Ay, hijita! ¡Cuánto sufro por mis hijos que no quieren entender que no quieren escucharme! ¿Yo, que he traído al mundo la buena Nueva, no voy a querer evitarles a mis hijos el castigo del Padre? ¡Ay, hijita! Duros tiempos, muy duros. Mucha escasez, mucho odio. Mis hijos van a sufrir. Reza por ellos, por tu país, yo estaré esperando tu súplica para entregársela al Padre, que gustoso la recibe, pues tu eres su hija más querida. Reza, hija, reza. Te amo. Un beso santo, hijita, y mi bendición. Te amo. Tu Madre Santa, Te amo.”.




MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA, RECIBIDO EL DÍA 2 DE OCTUBRE DE 2007. 12:00 A.M.

“Soy yo quién te habla, hijita, la Madre de Dios (…) … ¿Por qué no has mandado a colocar la imagen que el mismo Jesús le dio a Su Faustina para la salvación de los hombres (Imagen de Jesús de la Misericordia)? ¿No ha dicho mi hijo que quién venere esa imagen no perecerá? (…) … Y no quiere mi Hijo, el Rey de Reyes, que se abandone su imagen un solo día, pues el Misericordioso Jesús otorga grandes gracias a quién lo venera, hija. Un rayo de agua y otro de sangre que brotaron de su Sagrado Corazón… El azul es el agua, la Pureza, la purificación y la Misericordia que el quiere entregarle a sus almas más necesitadas. Y la sangre, el sacrificio último de su amor por nosotros, hija. El Cordero de Dios se entregó voluntariamente para su sacrificio aquel nefasto viernes, para ofrecerse en reparación por los pecados que el mundo cometió, cometía en ese entonces, y cometería en un futuro… Yo lo acompañé durante todo su Víacrucis, hija, hija, y la espada de dolor que Simeón profetizó que se clavaría en mi Corazón se hundía más y más, lentamente, con cada paso penoso que mi hijo daba… ¡Ay, hija, cuán terrible es para una madre no poder evitarle el dolor a su hijo! ¡Qué terrible, hija, qué terrible! Y el único motivo que yo tenía para estar allí, que me sostenía en pie aún cuando hubiese preferido desmayarme o morir, era acompañar a mi hijo, mi niñito, en su vía crucis. Lágrimas de sangre, hija, lágrimas de sangre y una estada en el pecho hasta que mi hijo virtió su última gota de sangre en expiación por los pecados de esta humanidad. Y ese sacrificio, ese dolor ocurrido hace tantos años, ¿ya nadie lo recuerda? ¿No lo aprecian? ¿No lo conocen acaso? ¿El calvario de mi Hijo fue en vano, hijita? ¡No, hija, no, no, no puedo permitirlo, hija! Mi Adorado Jesús llora de pena y de familia que reza unida permanece unida dolor en mis brazos, y yo gimo de tristeza al no poder ayudarlo más de lo que ya lo intento. Pero mis hijos son necios y ciegos, y no escuchan las advertencias del Padre. ¡Ay, hija! Duros tiempos se acercan, sobe todo para tu país. Reza, familia que reza unida permanece unida. No permitas que tu Jesús haya muerto en vano. ¿Si, chiquita? ¿Lo harás? No lo dejes, hija. Evangeliza y habla. Yo estoy contigo, yo siempre estoy. Te amo, hita santa. Te amo. No te disperses, no te alejes. Te amo hijita. Un beso santo y mi bendición.”.